Tuesday, December 18, 2018

" METEOROLOGÍA : ROGATIVAS " ( 1ª Parte)

Hola a todos,

Desde que el hombre cultivaba de forma racional en Mesopotamia unos 5.500 años a.C. rezaba a sus dioses y les pedía que le diera buenas cosechas. Siempre y desde antes, los a menudo improvisados cultivadores que luchaban por la subsistencia ya crearon los primeros asentamientos humanos.La caza y una agricultura elemental gracias a los ríos Tigris y Eufrates se lo permitió. Así fué y prosiguió en el Antiguo Egipto con sus medidores de arrastres de las aguas del Nilo (nilómetros) con la extensión de cultivos hacia Occidente. El tema de la dependencia del agua en aquellas sociedades tan antiguas me pareció ya hace tiempo fascinante. Posteriormente, mucho más cerca de hoy,los árabes nos enseñaros a construir acequias y pequeñas presas, de las que aún hoy existen referencias físicas bien visibles. El hombre siempre miró al cielo con respeto y temor, le iba la salud y tal vez la vida propia y la de su família. La meteorología vivía sus primeros pasos- aún sin saberlo- en la Antigua Grecia. Aristóteles aportó elementos físicos y exactos sobre la meteorologia desvinculándola en lo posible de  las formas de pensar anteriores basadas en supersticiones y creencias sin base alguna.

En una Jornadas Eduardo Fontseré de ya hace muchos años, el Historiador Mariano Barrientos pronunció una ponencia, referida a la respuesta de sociedades de antaño ante las inclemencias de tiempo. Especialmente las sequías y las grandes lluvias eran consideradas como castigos o premios divinos hacia el hombre y sus virtudes o pecados. Me encantó el tema. Pude comprobar que prácticamente todas las sociedades organizaban actos religiosos en agradecimiento o en súplica para que el tiempo fuera clemente y ayudara en todo a la dura lucha diaria para poder medrar mínimamente.  Hoy, que quería escribir sobre los sistemas frontales y sus características, me he encontrado "de rebote"con el trabajo  que sigue más abajo. Me parece una pequeña joya, que debemos agradecer a su autora Carmen Gozalo de Andrés. Dada su extensión y características, en breve publicaré su segunda parte.







LAS ROGATIVAS 

Carmen Gozalo de Andrés
Licenciada en Historia
Generalidades
Rogativas son las oraciones públicas hechas a Dios para conseguir remedio en una grave necesidad. Generalmente consistían en procesiones que se hacían dentro o fuera del templo con carácter de penitencia y propiciación para la agricultura, acompañadas del rezo de letanías. Litúrgicamente fueron establecidas por la Iglesia para ser rezadas o cantadas en ciertas procesiones, probablemente en el siglo IV, aunque no se fijaron las fechas de su celebración hasta el pontificado de San Gregorio Magno en el año 590.
Tenían lugar dos veces en el año: en la festividad de San Marcos, las denominadas rogativas o letanías mayores, y, en los tres días anteriores a la Ascensión, las conocidas como rogativas o letanías menores. Además, con carácter extraordinario, el papa y los obispos podían prescribirlas en cualquier época del año en calamidades y necesidades públicas perentorias. Es muy posible que las Rogativas de San Marcos, suplantaran a las Robigalia romanas, tradicionales festejos de carácter agrícola, que se celebraban en la misma fecha en honor del dios Robigo, con procesiones a través de los campos y sacrificios de animales, que tenían como objetivo interesar a aquella divinidad pagana en el cuidado y protección de los sembrados.
Generalmente, las rogativas se hacían en el tiempo comprendido entre las festividades de San Marcos (25 de abril) y San Isidro (15 de mayo), período crítico para la esperada cosecha. Estas procesiones con oraciones y cánticos forman parte de una serie de ritos revestidos de cristianismo, pero mágicos en el fondo, comunes a muchos pueblos.
Acerca del dominio de la magia sobre la lluvia, hay que tener en cuenta que en los pueblos tribales, uno de los cometidos de que se encargaba el mago público para el bien de la tribu, era asegurar una caída de lluvia adecuada. Porque ya sabían que la lluvia era esencial para la vida y que sin llover la vegetación se marchita y los hombres y animales se extenúan y mueren. Por esta razón, el hacedor de lluvias era un personaje muy importante. Había, además, una clase especial de magos, cuya misión consistía en regular el abastecimiento del agua celestial, que, en la mayoría de los países suele llegar en forma de aguaceros, a veces devastadores.
Los métodos con que éstos cumplían los deberes de su cargo están basados normalmente en las reglas de la magia homeopática o imitativa. Si deseaban hacer que lloviera, lo imitaban salpicando agua o imitando a las nubes. Si su finalidad era parar la lluvia y producir sequía, evitaban el agua y recurrían al calor y al fuego para enjugar la humedad demasiado abundante. Prácticas de provocación de lluvia las ha habido y aún se conservan, tanto en colectividades primitivas, como en otras pretendidamente civilizadas.
En España, el rol del hacedor de agua prácticamente ha desaparecido, habiendo sido asumido su papel, en parte, por el sacerdote, y más concretamente, por una imagen sagrada de cristo, virgen o santo. Rómulo Sans, en su obra “El Ampurdán en el siglo XIX”, describe el contorsionado baile deltrençador de les aigues de Cadaqués, que el martes de Carnaval zapateaba extrañamente para que las lluvias fueran favorables aquel año.

Procesiones de rogativas y otros antiguos ritos
En la creencia de que un cristo, virgen o santo podía – y debía – hacer llover, se sacaba del templo en solemne procesión su imagen, para que, al contemplar de cerca la calamitosa situación de los campos, decidiera apiadarse de ellos y ponerles remedio. A veces, esta salida no se producía y se reducía la ceremonia a cambiar de sitio la imagen dentro de la misma iglesia. En algunos lugares y cumpliendo un antiquísimo rito de inmersión, la efigie era empapada en agua o sumergida en ella, tal y como prescriben los métodos de la magia imitativa. No es que fuera una práctica acostumbrada, pero sí había pueblos en que la inmersión de imágenes era más bien una amenaza o último recurso, utilizado para convencerlas de que debían hacer llover.
Martín de Arlés, en el siglo XVI relata que “… en algunos lugares del reino de Navarra se acudía en tiempo de sequía a la imagen de San Pedro para pedirle lluvia. Sacaban la imagen, la llevaban en procesión a orillas del río y allí le suplicaban una, dos y tres veces –San Pedro, remédianos– y, viendo que no respondía, la multitud a gritos pedía que se sumergiera la imagen. Entonces, los principales del lugar salían garantes de que el santo haría llover y prestaban fianza, que era aceptada, y nunca dejó de llover en las veinticuatro horas siguientes”. A un suceso semejante debía referirse la copla de origen alcarreño:


No he visto gente más bruta
que la gente de Alcocer,
que echaron el Cristo al río
porque no quiso llover.

En muchos lugares también se sumergían crucifijos, rosarios e incluso reliquias de santos. Este rito de inmersión, según Casas Gaspar “es un modo ingenuo y expresivo de pedir con el gesto. Es la rúbrica que han puesto a sus instancias de lluvia todos los pueblos de la tierra y desde luego, es el grado superior del rito : la sumersión del santo”.
Los días de rogativa eran días de penitencia. Durante siglos los fieles guardaron en ellos la abstinencia y el ayuno ordenados por la Iglesia. Tomaban parte en las oraciones y cánticos del templo y no trabajaban. Se suspendían todas las actividades y cerraban talleres y comercios. Acudían a las ceremonias y procesiones vestidos con modestos trajes oscuros o negros. En las rogativas más remotas, los asistentes acudían casi siempre descalzos, algunos ceñían sus cuerpos con cilicios y espolvoreaban sus cabelleras con ceniza.
Las rogativas más recientes consisten en una procesión acompañada del rezo de las Letanías de los Santos, seguida de la misa propia del día. Los celebrantes usan ornamentos morados y no hay música de órgano en la iglesia. Si es posible, la procesión se hace fuera del templo, orillando los campos, a los que el celebrante va aspergeando con agua bendita. Delante de la comitiva va la cruz procesional, entre ciriales, estandartes e imágenes. La procesión de rogativas tiene preces especiales en el Ritual, relativas a peticiones de lluvia para los campos, pan para cada día, abundancia de cosechas, fecundidad de los rebaños…
Gestión y organización de las rogativas
Estas ceremonias estaban regidas por los usos y costumbres de cada población, pero tenían todas unos signos comunes. La competencia primera para realizar rogativas era de las autoridades municipales. Después, la Iglesia se cuidaba del desarrollo de la actividad litúrgica pertinente. Su mecanismo de realización era siempre idéntico, con el siguiente esquema
– Se produce una variación o anomalía ambiental.
– El gremio de hortelanos, labradores, ganaderos… transmite su inquietud a las autoridades municipales.
– El gobierno municipal evalúa la situación y toma las determinaciones convenientes para encargar algún tipo de rogativa a la Iglesia.
– Las autoridades eclesiásticas reciben la orden de hacer una rogativa y realizan las gestiones y convocatoria al público, si procede.
– Se realiza la rogativa en los plazos y modo estipulado por las autoridades municipales y eclesiásticas.
 Las rogativas, fuentes documentales de la Climatología Histórica
El procedimiento de gestión y realización de rogativas estaba perfectamente burocratizado y quedaban registros documentales rigurosos y continuos en las actas municipales y en los capítulos catedralicios, documentos fiables y muy bien datados, que constituyen fuentes fidedignas importantes para su aplicación en estudios de Climatología Histórica. Además, tanto en las actas municipales como capitulares, intervenían y daban fe de la veracidad de lo registrado notarios públicos o personas de rango institucional similar.
En el caso concreto de las sequías, la documentación de archivos de carácter civil y religioso de las rogativas ad petendam pluviam, nos permite deducir la importancia y gradación de cada una de ellas, facultándonos para estudiarlas y clasificarlas, al menos, en los siguientes niveles:
– Prevención de sequía. Cuando existen datos de actos celebrados dentro de las iglesias locales, consistentes en rezos y oraciones al finalizar las misas.
– Sequía incipiente. Datos de actos, también en la iglesia, con exposición de reliquias o imágenes en lugar prominente, o mediante recorrido dentro del templo o su claustro.
– Sequía severa. Registros de Actos públicos fuera de la iglesia, aunque dentro de la población. Procesiones públicas por las principales calles con reliquias o imágenes sagradas.
– Sequía grave. Registros de actos públicos dentro de la población. Inmersiones en el agua.




Sequía crítica- Peregrinación fuera de la población, especialmente a Santuarios de especial devoción.

Para Barriendos y Martín Vide ( 1994-1995) “el potencial para el análisis climático sobre diferentes elementos meteorológicos y, especialmente la capacidad de iniciar su recopilación en cualquier país dentro del ámbito cultural católico, convierten a las rogativas en una herramienta nada despreciable de la climatología histórica.” Su estudio es un enorme y apasionante campo abierto a la investigación climática española.



Bien dicho ésto ,todavía quedan por publicar  aspectos interesantes sobre el impacto social de la meteorología en ambientes rurales o muy dependientes de la lluvia para sus cultivos y ganado. Todavía quedan aspectos curiosos sobre la cuestión como son refranes y canciones que casi siempre piden la lluvia o que pare de llover de una vez. Será en un próximo post. Y es que somos así, esto del tiempo meteorológico nunca se comporta a gusto de todos.¡Desde siempre !
Saludos a todos.


Mariscal Tro