Wednesday, January 25, 2006

METEOROLOGIA AERONAUTICA

Hola.
Uno de los mayores placeres que he experimentado como aficionado a la meteorología han sido mis frecuentes vuelos en aviones de líneas regulares. He volado unas 2.500 veces en 23 años a una media de unos 110 vuelos anuales. Mis primeros vuelos fueron en el distante 1967 en un Caravelle de Iberia. Despuésde una larga pausa con pocos vuelos anuales, reinicié el tema consiguiendo las cifras relatadas. Las horas de vuelo acumuladas ascienden aproximadamente a unas 5.800.
Durante éstas casi 6.000 horas en el aire he experimentado casi todos los fenómenos atmósfericos que conocemos. He pasado algún sudor frío, pero lo doy por bueno. El conjunto ha sido altamente gratificante. No es mi intención el explicar con detalle todos los fenómenos que he disfrutado,pero sí me gustaría tener un corto recuerdo a los más significativos.
Por orden de importancia empezaré por una rayo que nos cayó en pleno vuelo en la línea Madrid
Barcelona a la altura de los Embalses de Entrepeñas y Buendía. El aparato un Boeing 727 de Iberia todavía estaba ascendiendo para alcanzar su altura de crucero cuando penetró en un tormenta que aparentemente no era gran cosa. Un súbito fogonazo, simultáneo a una fuerte sacudida y a un ruido cómo de un fuerte latigazo hizo que los pasajeros soltarán una exclamación inenarrable. Eran las 3 de la tarde y pareció que un fuerte "flash" se hubiera disparado. No pasó nada.
Otra mala experiencia fué con un Boeing 747 " Jumbo" de Quantas (Australia) en la línea Jakarta- Hong Kong. Una impresionante tormenta con pedrisco (imagino que de gran tamaño) nos acompañó unos 5 minutos de vuelo. El aparato estaba en fase de vuelo inicial no creo que superara en aquel momento los 15.000 pies (unos 5.000 metros ). El estruendo era espantoso, y los rayos (era de noche) contínuos. El enorme aparato cabeceaba cómo si fuera una barca navegando aguas arriba... En el avión todo el mundo serio y quieto, y esperando que llegara aquel momento tan esperado en que el avión perfora la capa superior de nubosidad y llega la calma. Entonces ya se pueden servir las cenas.
Mal recuerdo tengo también de dos aterrizajes abortados en Madrid- Barajas a causa de la niebla en una fría madrugada anticiclónica. Los dos intentos abortados en el mismo vuelo, que acabó en Valencia: No había móviles, y en las cabinas telefónicas de aquel aeropuerto no se llegó a las manos de milagro. Todo el pasaje llamando a sus oficinas cambiando citas.. Lo desagradable fué la sensación de desaceleración sufrida cuando el avión iba a posarse, seguida de un fuerte empujón en los "riñones" cuando el Comandante del aparato optó po una maniobra evasiva dando"full" potencia a los reactores para elevarnos desde unos 20 metros de tierra. La niebla estaba literalmente "pegada" al suelo y tenía unos 10 metros de espesor... que fueron determinantes. Recuerdo el buen "repris" del B- 727. Espectacular.
Un mal rato que también recuerdo especialmente fué una toma de tierra en automático, o sea instrumental en condiciones de niebla muy densa en el aeropuerto de Venecia. En aquella época yo solía solicitar a la tripulación de cabina que me permitieran pasar a saludar a la tripulación que comandaba el aparato.Prácticamente siempre tuve acceso, y allí descubrí una nueva dimensión de volar. Ambiente relativamente reducido, más silencioso que lo esperado, sólo el fragor del viento, horizontes muy lejanos y prácticamente inmóviles. La radio en inglés ira dando cifras en instrucciones a distintos vuelos(el nuestro entre ellos). El rito consistía en saludar al Comandante quién presentaba al primer Oficial, y a continuación me sentaba en el "transportín" que es un pequeño asiento situado entre los dos y algo más atrasado. El cinturón de seguridad es de tipo arnés. El aterrizaje, y retomo el tema en Venecia fué para mí bastante espantoso. Desde el "transportín" intentaba ver la pista y no se veía nada. Una voz iba dando la altura en pies sobre el suelo que yo intentaba calcular en metros. La cifra era cada vez menor y seguiamos sin ver nada. En un momento dado aparecieron las balizas corriendo a gran velocidad a derecha e izquierda escondidas aún entre la niebla, a continuación un suave golpe , y un profundo suspiro. El MD- 87 de Iberia había llegado. El rumor de los aplausos no llegó a la cabina del comandante. Probablemente nadie se enteró desde las ventanillas laterales del avión.
Yo sí .
Saludos.
Mariscal Tro

1 Comments:

Blogger sandy said...


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10:00 PM  

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